Aquel año, el Real Valladolid se quedó a las puertas del ascenso, y para la siguiente temporada se contrató a Perico Torres, que falleció de manera repentina y provocó una fuerte inestabilidad en el banquillo pucelano que acentuó la crisis de la institución. En sus primeros meses de vida, el equipo utilizó el campo de Las Eras de Cristo; situado en el emplazamiento que, a día de hoy, ocupa un parque municipal del mismo nombre, en la Avenida de Madrid.